Agustina Grandoli cuestiona si existe la felicidad plena, y nos propone generar pequeños momentos felices en nuestro día. Lee el texto para saber cómo.
A mi parecer, la vida cuenta con momentos en los cuáles nos encontramos felices y, en otros, nos sentimos preocupados o angustiados. Entendería que es normal tener variaciones en nuestro estado de ánimo. Sucede que en ciertas circunstancias las cosas no salen como las planeamos, y a veces nos vemos decepcionados. Lo esencial es siempre intentar superar las adversidades.
Sin embargo, creo que si podemos expresar quiénes somos, sin buscar aprobación de nadie, y estamos orgullosos de nuestros valores y elecciones, nuestro camino tomará el rumbo hacia la madurez y evolución.
¿Obtuviste algunos de tus logros, o te dirigís con firmeza hacia ellos y sentís que todo lo que generaste lo efectuaste con esfuerzo y dedicación?
Estás en el mundo para transitarlo, aprendiendo a ser mejor que ayer, intentando disminuir tus defectos e incrementar tus virtudes. Dejá una huella en tu camino, lo que elijas, no importa si es criticada por otros, es la tuya, si es la que planeaste, adelante, continúa, seguramente te haga sentir orgulloso.
Aprender a generar mayores momentos de felicidad. Tratar de buscar aquellas experiencias en donde sentimos que somos dichosos, donde reímos, disfrutamos, y programar repetirlas, para que tengamos cantidad de instantes positivos. Generar recuerdos en ellos, tomar fotografías, para luego poder vislumbrarlas en los momentos en que estemos abatidos, melancólicos y con ansiedad. El registro guardado en la memoria, nos remonta a la emoción que padecimos.
Si te agrada viajar, salir de paseo, bailar, escuchar música, hacer deporte, intenta hacerlo frecuentemente.
No obstante, en la filosofía oriental, han detallado, que podemos encontrar momentos de felicidad, estando con nosotros mismos, percibiendo el presente. Es otra forma más pasiva de buscar la paz interior, generando un estado de alegría. Al alcance de todos, no requiere gasto, ni falta de tiempo ya que con sólo 10 minutos diarios se puede efectuar.
“Los antiguos yoguis hablaban de aquietar la mente, la mente desenfrenada se debe domar. Esa quietud nos transmite felicidad. Parece que la mente está profundamente incómoda con el momento presente”.
De ahí que surge la experiencia meditativa, en la cual durante unos momentos se está allí, sin ir a ninguna parte, ni adelantándose, ni atrasándose. La mente quieta, como un estanque sin olas, que deja ver el interior. La felicidad no es un país extranjero, es nuestra propia patria, no hay que forzar la felicidad, está ahí siempre.
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