Publicado el 11/09/2020

El Yoga como forma de vida

Mar García, nos cuenta desde su experiencia personal como se acercó a la práctica de Yoga, y en qué forma transformó su cotianedidad.

Siempre hay un comienzo

A veces empiezo algo sin saber exactamente a dónde me va a llevar. Pienso que empiezo por un motivo, y con el tiempo se empieza a develar el verdadero motivo. O quizás no. Empiezo por un  motivo en particular y con el tiempo me doy cuenta que eso que empecé me dio mucho más que eso que buscaba, o algo totalmente diferente. O algo que jamás imaginé que necesitaba. A veces no importa tanto por qué empiezo, sino la inmensidad que toma esa pequeña decisión en mi vida. Como cuando empecé a practicar Yoga.

Era verano, yo estaba en Brasil y en la posada donde nos hospedamos con mi familia daban Yoga. Todos nos habíamos enamorado de la pareja dueña de la posada. Personas amorosas, tranquilas, que de alguna manera parecían haber entendido algo en la vida. Y si, habían entendido algo: practicaban Yoga.

Mi mamá y yo empezamos a ir a las clases porque, por qué no? Y sin saberlo, esas clases fueron la puerta a una sabiduría que iría enamorando de a poco cada célula de mi cuerpo y me formaría y transformaría completamente.

El camino de la profundización

Como quien no quiere la cosa, el Yoga se empezó a meter en mi muy apretado horario como algo más que no entendía del todo pero me hacia bien. Me hablaban de herramientas poderosas y de un estilo de vida y yo no le prestaba mucha atención. Me hacía bien. Punto. Con el tiempo empecé a prestar un poco más de atención y descubrí que no existe una única forma de hacer Yoga. Existen muchísimas, y podes encontrar una que se adecue a tu personalidad. Qué complejo. ¿Cómo saber qué tipo de Yoga hacer? No lo se. 

Un día me pasaron un papelito por debajo de la puerta: Ashtanga Yoga a dos cuadras de mi casa. ¿Dos cuadras? Esto tengo que probarlo. Esa decisión fue basada en lo cansada que estaba de viajar hasta la otra punta de la ciudad para tomar clases y cursos, para ver amigos y hacer trámites. Siempre un colectivo. Siempre calcular media hora o una hora de viaje. ¿Me puedo cambiar y literalmente salir de mi casa 3 minutos antes de que empiece la clase? ¿Dónde firmo

Una nueva perspectiva

Me gustaría decir que en ese punto de mi vida inició algo que tomó dimensiones extraordinarias. El yoga pasó a ser mi forma de vivir. Me volví profesora y me di cuenta que era lo que quería hacer y compartir para el resto de mi vida. Pensando que estudiaba una disciplina milenaria, me encontré aprendiendo mas de mi que nunca antes. Empecé a ver las cosas desde otra perspectiva, a desaprender muchas muchas cosas y mi mundo se dio vuelta. Empecé a sentir que en realidad había estado dormida toda mi vida y recién ahora estaba empezando a despertar. ¿Tanto? Si. Tanto. Y tanto más que me cuesta describir.

Pero no, no inició ahí, en ese momento. No. Inició mucho antes, en esa clase de Yoga, en vacaciones, en Brasil, donde no tenía idea de nada. De absolutamente nada.

Inició en ese momento que empecé algo sin saber exactamente a donde me iba a llevar, y me llevó a un lugar que jamás imaginé: lo más profundo de mi Ser.

La herramienta del Yoga

No creo en absoluto que haya fórmulas para las cosas. Uno va de a poco encontrando su camino. Y no, No hay UN camino. Ya lo decía Serrat “Se hace camino al andar”. Y al principio parece no solo que no hay camino sino que uno está perdido en medio de una selva desafiante y peligrosa. Pero si espero un poco, dejo de prestarle atención al miedo (o quizás no es el miedo lo que me invade, pero simplemente no tengo idea que hacer).

Si sólo empiezo a caminar, de a poco, muy de a poco voy sintiendo por donde ir. Sin saberlo voy aprendiendo tantas cosas al abrir ese camino virgen, que cuando haya llegado al primer gran obstáculo que no me deje pasar, voy a mirar para atrás, voy a ver todo lo que caminé y me voy a sentir confiada. Porque a diferencia de cuando estaba parada en el medio de la selva, ahora tengo herramientas poderosas y una forma de vida que me prepara constantemente para atravesar obstáculos como éste. 

Y yo pensaba que sólo estaba haciendo Yoga.

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Publicado por Martina García

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