La profesora de Yoga, Marianela Ribolzi, nos lleva a explorar el camino de la no violencia desde la mirada del bhakti yoga: Ahimsa, ver al otro como un espejo.
“Cuando el yogui logra establecerse en la virtud de la no violencia, entonces todos los seres de la creación se acercan a él con benevolencia y amor” Sutra 35 cap. II.
El yoga nos invita a aquietar los torbellinos de la mente. Yoga es unión y es la unión que se encuentra cuando chitta, la mente, alcanza esa cesación de los movimientos propios e incesantes.
Aquietar esos movimientos de las aguas permite que la serenidad se haga presente en nuestra mente, y de esta forma abrir las puertas hacia nuestra esencia divina. Nuestro ser espiritual solo puede establecerse en un corazón sincero, sin embargo, si la mente se halla en agitación e inquietud este encuentro se hace prácticamente imposible.
Uno de los fines de nuestra practica consciente es lograr esa sublime conexión con nuestra esencia, con ese ser que le da sentido a esta existencia.
Ahimsa, la cualidad de la no violencia
Quiero abordar este concepto como una invitación a poder profundizar en la amabilidad con la que nos tratamos a nosotros mismos. Pero también en la bondad hacia los otros, el espacio en el que habitamos, las personas con las que compartimos y a esa calidad del dialogo interno con el cual nos expresamos.
Los procesos internos que nos habitan, cada evolución como aprendizaje, como así también la misericordia con los animales y el planeta en si mismo, en su naturaleza abundante.
La palabra nos enseña a profundizar mucho mas que a la no violencia, sino mas bien a cultivar cualidades dignas.
El Sutra de Patanjali, nos indica que “cuando el yogui logra establecerse en la virtud de la no violencia, entonces todos los seres de la creación se acercan a él con benevolencia y amor. “
El amor se irradia y se expande cuando este es compartido. El amor tiene la capacidad de expandirse por los espacios donde se habita, para trasmutar los sentimientos que no nos conducen hacia un estado de sabiduría y de regreso a nuestra alma.
El camino del bhakti yoga, nos brinda sencillez, simplicidad, al ver a un otro como espejo de lo que necesitamos aprender. Aprender desde una mirada y una perspectiva singular, porque el cambio es colectivo pero los procesos son singulares.
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