Publicado el 09/03/2021

#8M y sur global: algunas ideas sobre ashtanga y género en contexto

La profesora de Yoga, Victoria D’hers, escribe sobre en el marco del día internacional de la mujer: #8M y sur global: algunas ideas sobre ashtanga y género

Un nuevo #8M

2021. Pandemia mediante y los números que destrozan. Casi el 50% de quienes perdieron empleo en 2020 son mujeres (ni hablar de disidencias que no lo tenían antes). Visibilización de lo que ya era: pobres más pobres y sí, feminidades sobrecargadas de trabajo 24/7. Femicidios. Más muertas que días en lo que va del 2021.

Y algunos avances. Legalización por medio. Ley de cupo… Pero si. Sabemos que no hay nada que festejar.

Y el yoga. Ashtanga. Literalmente, ocho miembros, también nombrada como una flor (astadala) que se despliega y repliega, hacia el centro del ser.

Pero dónde es que “somos”. Hoy siento, más que nunca, que antes que ser, existimos. Para cultivar esos ocho pétalos, es necesario preguntarnos en qué tierra sembramos, estamos/co-creamos. Dónde, con quiénes, en qué contextos hacemos esto que hacemos. Por eso voy a compartir algunas ideas sobre esto.

Yoga en contexto

¿Qué decir? Tengo que hacer un llamado de alerta (perdón si ahogo la fiesta, diría S. Ahmed).

Primero, aclarar que las profesoras de yoga (como tantas precarizadas y otras que hacen los trabajos de cuidado), no pueden hacer paro. O si lo hacen, obviamente es poderoso, pero bien sabemos que significa no tener el ingreso de ese día. Claro que esto es historia conocida.

Tampoco tienen licencia por maternidad. Así que si querés tener un hijx, ojalá hayas ahorrado o tengas alguna ayuda.

Además, es parte del éxito de “mujer y madre”, poder volver rápido a dar clase, en una maternidad próspera donde compartimos que practicamos con nuestros hijes. Practicar con tus hijes cerca, porque el yoga es parte de la vida. Si. Es hermoso compartirlo sin dudas.

Pero hoy, siento que nos debemos un llamado de alerta.

Lo que se pone más peligroso es que quienes damos clase de yoga, amamos lo que hacemos. Y ahí entra el desgaste pero… trabajo de lo que me gusta, asique en un mundo tan desigual como el de hoy, es difícil decir, estoy agotada.

Sí, es cierto que hacer algo que unx elige, hoy, es más que un privilegio. De hecho, algo del agotamiento se borra con el acontecimiento que es cada clase.

Yoga en época de pandemia

En pandemia, esto se nos hizo cuerpo. La felicidad de encontrarse (por ser virtual, no es menos real). La alegría de cada mensaje post clase llenos de agradecimiento por compartir ese oasis en medio del caos. Un rato de “tiempo para mi”, para quienes pudieron tomarse ese tiempo, hacerse lugar, finalmente.

Se dio, para muchxs, la posibilidad de poder seguir y de hecho, que el yoga fuera un boom. La obligación de quedarse en casa develó molestias, dolores, y dejó tiempo para probar eso que hacía mucho, mucha gente quería intentar (obviamente, mucha gente no pudo practicar en su casa, por miles de motivos, pero eso abre otra enorme discusión).

Hoy, lo que me inquieta es este doble filo de esta práctica, que como tantas otras (artísticas, escénicas, de conexión, de terapia), nos invita a darnos espacio, escucharnos, hacer catarsis. A la vez, son medio de trabajo y por eso pueden volverse otro peso más, en este sistema que nos pone en la obligación de volvernos un producto.

¿Y por qué pensar en esto el 8M? Porque siento que siendo la gran mayoría mujeres quienes viven de esto, tenemos que hacernos estas preguntas. Desnaturalizar muchas ideas que se reproducen y hacen cuerpo, sin que ya lo notemos.

La magia de ordenar ese backstage para poder tener todo listo y poder seguir, poder ser productivas y dar clase, cada vez.

[Podríamos hablar de miles de otras naturalizaciones, pero solo hay espacio para titulares: los cuerpos que se muestran, qué mostramos; cómo desarmamos esa idea de cuerpo esbelto y flexible (justamente, en India son otros cuerpos, porque en ese contexto ser demasiado flaca no es auspicioso.Y para quienes no están muy en tema, algo particular que el yoga abre es la posibilidad de trabajar con la particularidad de cada unx, y no solo aspirar a copiar formas imposibles); qué relación se nos abre con el otre como maestro, qué lugar ocupa, qué jerarquías alimentamos (sabiendo que esta práctica tiene mucho que ver con planos muy íntimos, y lo problemático que puede tornarse no entender el límite, sobretodo como profesores/as)]

Espiritualidad/materialidad

Sabemos, más bien sentimos quienes hacemos esto, que la filosofía misma del yoga nos abre un portal a lo que ahora se volvió vital: conectarse con el otro, con el entorno como un todo. El yoga auspicia una mirada amorosa y ecológica, de agradecimiento y “no violencia” (definir qué es no violencia es fundamental y parte de la lucha. Gracias Marie Bardet por marcarlo), en medio de violencia permanente, sobretodo sobre las mujeres, abre a la empatía. Algo de lo que depende el mundo, hoy más que nunca. Y ante todo, siempre agradecemos, y eso nos hace felices en medio de la tormenta.

Sin embargo, el nivel espiritual (imagen tan ligada a la caótica India), no la hace menos anclada en la materialidad de nuestra cotidianeidad.

Si. La práctica como una bocanada de aire fresco en medio de un mundo contaminado y amenazante, un oasis de amor y agradecimiento renovado dia a dia, una herramienta para ser fuertes y a la vez sensibles; fuertemente vulnerables, en medio de un mundo medicalizado, legalmente drogado mentalemocionalfisicamente.

Y a la vez, ¿en qué contexto estamos compartiendo esta práctica? Por una parte, estamos en esta paradoja de tener este camino infinito de silencio y descubrimiento, y que no se vuelva pura herramienta para poder seguir en un ritmo esquizofrénico, en medio de un año donde tantos estudios tuvieron que cerrar por no poder pagar el alquiler. Que la fortaleza que auspicia sea motor de lucha y defensa de más derechos, que lejos estamos aún de la absorción total.

Por otra parte debemos ponernos en contexto, reflexionar de dónde viene esto que hacemos. Sobre qué tenemos en común con ese otro lado del mundo y parte del sur global (no solo por latitud, sino por estar del lado colonizado de la historia). Y también ver las diferencias.

Apropiarnos de la práctica sin intentar copiar ciegamente. Resonar con esos hallazgos milenarios que esa cultura brinda y nos conmueve sin saber bien por qué. O a sabiendas, viviendo clase a clase esos segundos de vibración en común, al sentir la voz de otros que cantan al unísono (algo que el zoom me hizo revalorizar, al no poder escuchar el OM -aum-).

En este  sentido, finalmente, un 8M pienso y me conmueve cómo es que el yoga llega a lo que es hoy. Cómo pasa de ser una práctica para una elite, solo para hombres claro, a comenzar a abrirse y ofrecerse como una flor.

Las mujeres que encarnaron la revolución del Yoga

Indra Devi. A quien no conocí pero es también pieza clave. De hecho, un 8 de marzo de 1999,  en el Congreso de la Nación, se le rindió un homenaje por “ser ella un verdadero ejemplo de vida” (según su Biografía en la página web).

Geetaji Iyengar, claro. Mucho tiempo juzgué que había sido obligada a seguir los pasos de su padre, resignando deseos. Pero al escucharla a ella el día anterior a su muerte, comprendí su deseo y lo que es la entrega a una investigación, a una búsqueda profunda, a desplegar su ser mucho más allá de lo marcado de antemano. Y hacer camino a cientos de mujeres. Dar su vida para curar y dar sabiduría a cientos de personas.

En nuestro país, además, el camino lo fueron abriendo muchas otras mujeres que sembraron este terreno. No quiero nombrar y así olvidarme de alguna.

Pero lo que sí quiero destacar es que estas mujeres sembraron un terreno desde la entrega, lejos de cierta banalización que a veces siento de nuestro tiempo, en un yoga fotogénico. Estas mujeres dedicaron su vida a desplegar y enriquecer este arte, filosofía y ciencia que es el yoga, en un contexto delineado por hombres, en un mundo donde la mujer no tenía espacio y menos, en lo público.

Claro que esto no se agota aquí, que si continuamos marcando similitudes y diferencias histórico-contextuales, no alcanzaría un blog.

Sabiendo que esto recién es un puntapié a abrir preguntas, más que una respuesta exhaustiva, tenía que ser honesta y compartir estas inquietudes, además de referir al alimento espiritual que el yoga nos brinda.

Por eso, les comparto algo más, para no irnos con sabor amargo.

Canción del alma: Atma Satkam

Escrito por Adi Sankaracharya (lo encuentran en Luz sobre el yoga, de BKS Iyengar, múltiples ediciones)

BKS Iyengar, múltiples ediciones):

“No soy ego ni razón, no soy mente  pensamiento. No puedo ser odio ni puesto en palabras, ni por olfato ni por vista puedo ser percibido.

Conciencia y gozo encarnados, ventura del bienaventurado soy yo.

No tengo nombre, no tengo vida, no respiro aire vital, ningún elemento me ha moldeado, ningún estuche corporal es mi guarida.

No tengo habla ni pies, ni medio de evolución. Conciencia y gozo soy, ventura en disolución.

He desechado odio y pasión, he conquistado el engaño y la codicia. No me rozó orgullo alguno que me hiciera alimentar la envidia. Más allá de toda fe, donde no alcanza riqueza, libertad o deseo, consciencia y gozo soy yo. La ventura es mi atavío.

Virtud y vicio, placer o dolor, no son mi herencia. Ni textos sagrados, sacrificios plegarias o peregrinaciones. No soy alimento ni el comer. Ni siquiera el que come soy yo. Conciencia y gozo encarnados, ventura del bienaventurado soy.

No recelo de la muerte, ni abismos de raza me dividen. Ningún padre me llamó nunca hijo ni me ató nunca el lazo de nacer. No soy discípulo ni maestro, no tengo familia, no tengo amigos. Conciencia y gozo soy yo, y fusionarme a la ventura es mi fin.

Ni cognoscible ni conocimiento ni conocedor soy yo. Lo informe es mi forma, habito en mis sentidos pero ellos no son mi hogar, siempre serenamente equilibrado. No soy libre n i esclavo. Conciencia y gozo soy y en la ventura es donde me hallo.”-

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Publicado por Victoria DHers

4 Comentarios

  1. Vicky Rodriguez Daniel

    Excelente texto. Gracias por poner en palabras inquietudes que atravesamos (seguramente) muchas practicantes e instructoras??

    Responder
  2. Pablo

    Victoria siempre un pilar. Gracias por cada práctica compartida y por estas palabras. Hermoso leerte.

    Responder
  3. Juan Pablo

    Hermoso la manera como el texto abre la conversación! Y que necesaria que existan estas voces! Gracias

    Responder
    • Victoria D'hers

      GRACIAS POR TOMARSE EL TIEMPO DE LEER! y comentar. Sigamos abriendo conversaciones!

      Responder

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