Todos queremos la poción mágica. Esa receta para transformar todo este manojo de estrés, músculos cortos, articulaciones lastimadas, mentes agitadas, emociones trabadas y cansancio. Que nos permita desarrollar una mente ágil y serena, un cuerpo elástico fuerte y joven, y una inteligencia emocional propia de un personaje de cine que pareciera no explotar nunca.
Vamos detrás de eso, en contra del reloj, queriendo ganarle a una fuerza invisible que sabemos que es increíblemente más fuerte que nosotros. Y hay momentos en los que el cansancio o la ansiedad nos sobrepasa y queremos todo rápido, sin dolor, listo para ayer. Por favor. ¿Cuál es la receta de todo eso? Porque seguro arreglando todo eso voy a ser feliz.
No hay receta
No hay pociones mágicas.
No hay grandes elucubraciones que hacer.
Así como el músculo, la mente necesita una práctica constante. De a poco, día a día, avanzando lento, pero avanzando.
Qué pasa cuando queremos elongar un músculo que no tiene la elongación que queremos?. Corremos el riesgo no solo de que se lastime, sino de que el cuerpo entienda que hubo un límite que se pasó de una forma muy rápida. Para protegerse acorta más los músculos comprometidos, porque percibe que al pasar un límite, algo salió mal. Es todo muy mecánico y lógico. Es decir, las cosas de golpe, no funcionan. No solo no funcionan sino que pueden empeorar todo.
Esto es un trabajo de todos los días, práctica a práctica, respiración a respiración, de a poco los músculos se van elongando y van reconociendo esta nueva memoria muscular. De a poco las células se van regenerando con nueva información genética permitiendo cambiar estructuralmente. De a poco los pulmones van teniendo cada vez más capacidad respiratoria. De a poco, muy, muy de a poco, la mente empieza a reconocerse y a permitirse silenciar los pensamientos.
Entender y aceptar
Por qué siempre esperamos entonces algo que suceda rápido, efectivo y en lo posible sin mucho dolor? Desde chiquitos estamos sumergidos en un entendimiento de la realidad que nos rodea de forma lineal y binaria. Pero a medida que crecemos empezamos a notar que todo lo que nos sucede y todo lo que hacemos poco tiene que ver con lo lineal. Un espiral ascendente se acerca más al modelo que atravesamos.
El primer problema es que nos cuesta bastante aceptar eso. Nos dijeron que todo es lineal, y esperamos que así sea. Entonces intentamos seguir para adelante, cuando en realidad el camino nos muestra curvas profundas que parecen retroceder. Esto puede ser extremadamente frustrante hasta que nuestro modelo mental se asemeje a la realidad, y eso solo puede pasar si aceptamos lo que tenemos enfrente
Siempre es más fácil negar y afirmar nuestro pequeño mundo de creencias que enfrentarnos con lo que se presenta delante nuestro. Y siempre aparece el factor tiempo. Entender que los procesos son largos, con curvas, sinuosos y hasta parecieran retroceder al casillero uno, es de por sí un proceso. Y muchas veces cuesta hacerse amigo de esa idea porque sentimos que perdemos el tiempo.
Soltar la resistencia
Somos seres finitos y todo lo que nos acerque a la muerte nos provoca ansiedad; nos obliga a ver que esta existencia humana no es infinita, y eso nos aterra. Porque estamos anclados en nuestro cuerpo y nuestra mente. En lo finito. En lo carnal. En lo tangible. Por eso necesitamos pociones mágicas que hagan efecto, y que lo hagan rápido. Porque no queremos pensar en esto que se termina. No queremos perder tiempo en algo doloroso con este poco tiempo que tenemos. No queremos pensar en ello. Pensar en ello significa entrar en un mar de preguntas angustiantes y demasiado inmensas.
Prefiero la receta para ser feliz lo más rápido posible.
Mientras más resistencia haya, más duro será el golpe. Y si ya de por si el proceso era largo, con negación y resistencia, viene un dolor más profundo y un proceso aún más largo. Si lo pensamos con respecto al tiempo, la pregunta se simplifica en “¿Cuanto quiero esperar para empezar el proceso de conciencia?”
De una forma o de otra, siempre somos empujados hacia ese camino. Como si una fuerza mayor tuviera un efecto de imán sobre nosotros. En menor o mayor tiempo iremos en esa dirección. Sea en esta vida o en la próxima. Y quizás esa sea la poción mágica: entender que nos resta enfrentarnos a muchas cosas, y solo a través de ellas entenderemos un poquito más de esta vida misteriosa o mejor dicho, la viviremos de una forma más plena. Saltarse con atajos esas cosas, es saltarse la vida misma.
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